De algunas conversaciones tenidas y situaciones vividas, intuyo que vamos creciendo como personas, condicionándonos socialmente como adult@s, olvidándonos del niñ@ que llevamos dentro. Del mismo modo esperamos que dado el esfuerzo, sean los demás, incluidos los niñ@s, los que se adapten al adult@ que hay en nosotros.
Últimamente, hemos podido ver varias campañas publicitarias dirigidas a despertarnos en este sentido. Por nombrar algunas, puedo citar las campañas de ING Direct, la campaña de Mayoral, la de Arti Creativo (que me pasó mi querida Raquel), y así algunas más...
En ellas nos recuerdan que vivimos condicionados, que hay que despertar para darse cuenta de que perdemos toda nuestra
frescura..."nos desconectamos"...
Para entender a un niñ@ (desde que nace) y a sus necesidades, sólo hay que
pararse a observar y a ponerse en sus carnes (o en sus zapatos), para
conectar con él/ella...o a caso, ¿no os acordáis cuando erais pequeñ@s, lo
que necesitabais de vuestros padres cuando os trataban...os premiaran u os
reprimieran?
El conectar con un niñ@, no es asentirle y/o consentirle en
lo que se le antoje en cada momento. Los niñ@s necesitan pautas, normas e incluso los
NO a tiempo son beneficiosos para ellos...lo que cambia todo es la actitud con
la que le hables, la mirada (como indica mi amiga Rocío en su WhatsApp...;-)), y el tono
con el que le hables...
En nuestro caso personal, nosotros aplicamos sin problemas el método del Dr. Estivill y Silvia De Béjar en su libro "Duérmete, niño", de Editorial Debolsillo para comenzar en ésto de enseñarles a dormir entre otras cosas, sin sentirse abandonados...todo aplicado con delicadeza y cariño. Sé que tiene detractores y defensores, pero desde mi punto de vista, aplicándolo hemos conseguido que se sientan niños felices y con cierta autonomía, dentro de sus limitaciones por edad.
Como anécdota, os comentaré que en una de las revisiones de mis pequeños, la pediatra que los lleva me comentara sorprendida lo felices que eran mis niños!!! ¿Felices?-Dije yo, pensando en qué se refería exactamente (una pediatra puede ver más de 100 niños al día). Ella me dijo que lo percibía de cómo reaccionaban frente a ella, lo tranquilos que estaban, de la sonrisa que tenían siempre en la boca y de lo que irradiaban...por supuesto, como madre, casi se me saltan las lágrimas! Para mí, fue el mejor diagnóstico de salud del alma que me pudo sentenciar la doctora y un alivio o refuerzo para seguir en la misma línea.
Pues como os comentaba, un niñ@ necesita todo el amor que puedas darle...y más. Nuestros errores se basan en que dudamos por desconocimiento en el cómo, en el porqué, en el cuándo, en el dónde y con el qué le damos amor. Somos human@s, venidos a adult@s con nuestra educación heredada de padres, lugares y condiciones determinadas y los niñ@s no vienen con manual de instrucciones.
Para ello, en nuestro caso personal, nosotros utilizamos un libro que nos regalaron al ser padres y que considero una gran ayuda en la relación con los hij@s y su educación. "Educar con Inteligencia Emocional", de MauriceJ. Elias, Steven E. Tobias y Brian S. Friedlander. Editorial Debolsillo Clave.
En el fondo, todos necesitamos lo mismo de quienes nos rodean, pero con la
edad, nos reprimimos, condicionamos y tratamos de disfrazarlo de otros
nombres...cuando en el fondo, todo lo que necesitamos durante nuestra vida, es AMOR!!!
Un abrazo enorme y hasta la siguiente!!
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